martes, 4 de enero de 2011

SOBRE EL JUEGO, SU CONSTRUCCIÓN E IMPORTANCIA Jorge Rafael Diez (Argentina)

Fecha de recepción: 20-12-2009 – Fecha de aceptación: 10-01-2010


La recreación en una sociedad es tan importante como el trabajo al hablar de crecimiento y desarrollo. La dedicación exclusiva de los sujetos al trabajo conduce a la alienación del ser.
El gobierno que es indiferente a la recreación de sus gobernados, al ocio, los cosifica, limitando la capacidad de formación y crecimiento continuos de los sujetos, encaminándolos sobre la senda que conduce al automatismo. Ya por el año 1917 José Ingenieros (2003:17) mencionaba “Las mediocracias[1] exigen de sus actores cierta seriedad convencional, que da importancia en la fantasmagoría colectiva. (…) Creen que el buen humor compromete la respetuosidad y estimula el hábito anarquista de reír.”
Fabián Vilas (2001:1) afirma “…no es difícil de ver que los jóvenes y los adultos niegan al juego como algo natural, necesario. El juego es cosa de niños, frase hecha que sostiene con éxito una de las mejores formas de control social. Desde esta afirmación se niega toda posibilidad de expresión, de creatividad y fundamentalmente de libertad. Para nosotros, desde nuestra experiencia cotidiana concebimos al juego como una práctica de la libertad.”
En las clases de Educación Física el juego está siempre presente, tanto en la currícula como en la práctica. En torno a éste se organizan gran parte de los contenidos que queremos trabajar y así los alumnos desarrollan ciertas capacidades y habilidades. Muchos de estos contenidos podrían ser desarrollados dejando al modo lúdico de lado, pero de esta forma no serían tan atractivos para los niños.
No es privativo de la Educación Física el juego, también podría ser usado por los otros Espacios Curriculares en determinados momentos del proceso de enseñanza- aprendizaje. Obsérvase su uso en el nivel Inicial, donde las Maestras tienen la virtud de trasladarse mágicamente a un mundo simbólico con todos los niños y recrear distintas situaciones plasmándolas en un papel, creando una canción, ó simplemente inventando un cuento entre todos.
La expresión que se ve en los rostros y en las actitudes de los niños del nivel inicial luego de crear o recrear algo (dentro del marco de una propuesta docente, ya que nos referimos a la educación formal) responde a la autosatisfacción; al camino que lentamente conduce a la auto – realización.
“La creatividad es inherente a todos nosotros (…) Todos podemos crear, y la mayoría lo hacemos de un modo y otro. No hay duda de que somos felices cuando creamos, aunque lo hagamos humilde y discretamente.” Esta afirmación de Johnson P. (2007: 10) ayuda a comprender una necesidad que tenemos todos los sujetos y que es “una fuerza impelente continua”[2]
Lamentablemente luego de este nivel, al ingresar a la Escuela Primaria, el juego poco a poco desaparece.
El aprendizaje no tiene que ser “aburrido”.
Es muy importante que la relación Docente- Alumno, Alumno- Alumno, Alumno- Objeto de Conocimiento, sea alegre, interesante; intentando que los alumnos vean a la escuela o al lugar de formación como un espacio atractivo y al que gustosamente quieren concurrir. De esta forma, el niño logrará con el tiempo una mayor seguridad personal y verá a las responsabilidades como un desafío y no como una pesada carga que sería bueno esquivar.

El juego comienza cuando intercambiamos una sonrisa. La sonrisa es el primer y gran gesto que nos comunica con el otro, dando pié a crear un vínculo acorde para jugar.
Sonriamos al jugar, así el niño sabe que en serio estamos jugando.
Si alegremente los invitamos a aprender jugando algún contenido que creemos importante, cuando quieran conocer algo que ellos crean interesante lo harán felices y sin miedo. Ayudemos a los niños a entrar en el mundo del conocimiento considerándolo una aventura; mundo en el que transforme su curiosidad natural en intención por investigar.

El juego es un acto natural. Todo el mundo juega, no es solo cuestión de niños, o no debería serlo. Gómez, R. sostiene “El arte, el deporte, la ciencia (del adulto) encuentran sus raíces ontogénicas en el juego infantil”[3].  Entender esto último es plantearse una serie de cuestiones:
a.- Actitudes y valores a tener en cuenta cuando hacemos jugar a nuestros alumnos.
b.- El tipo de relaciones sociales y emocionales que en el juego se suscitan entre niño – niño y niño – adulto.
c.- Las finalidades didácticas con las que se aplica el juego en un programa.

Yendo al juego motor, Oscar Incarbone (2005:73) menciona que “desde el comienzo de la niñez, el juego y el movimiento[4] se corresponden: son un medio óptimo de conocimiento del propio cuerpo, de los objetos y del mundo de los demás”.
El juego brinda la posibilidad de conocer, probar y enriquecer las posibilidades sociomotrices que van surgiendo. A  medida que van descubriendo esas capacidades, aumenta su placer por la posibilidad de resolución de distintas problemáticas, lo cual estimula al aprendizaje de nuevas capacidades.
Consideramos, en este caso, al juego como el disparador que nos permitirá concretar nuestras intenciones. Y ellas; sería bueno que se tomara real conciencia; deben apuntar a la inclusión y no a la participación del más hábil solamente. El juego en una comunidad (sobre todo si es educativa) debe ser para todos y no para algunos.

Se puede considerar al deporte escolar como “…juego deportivo, (…) contenido lógico e indispensable que los profesores de educación física deben promover y desarrollar en la escuela, reflexivamente tratado con sus alumnos”[5]. Siendo habitual que los docentes elijamos los deportes que los alumnos practicarán durante su educación básica ó, en algunos casos, son elegidos democráticamente por el docente y el grupo (notando que, en realidad, más que contenido de la Educación Física, llegan los deportes a tener mayor relevancia y la E. F. termina siendo deportivizada).
El deporte en la escuela generalmente se convierte en un espacio ajeno a los alumnos; porque no lo pudieron construir entre todos, sino que fue impuesto; ya sea por el docente (a quien también se lo impusieron) o por la conducta simplista de elegir entre los deportes conocidos.

¿Por qué dejar de lado la posibilidad de construir y reconstruir nuestras propias reglas de nuestros propios juegos cuando la comunidad tiene las cualidades necesarias? De esta forma estaríamos creando nuestro propio juego deportivo.
Un deporte tradicional limita demasiado la cantidad de participantes; el juego deportivo de la escuela puede (y debe) incluir a todos los integrantes del grado; apuntando a lograr alcanzar un juego deportivo recreativo y social; siempre que se entienda al deporte recreativo como “…aquel en que los participantes valoran la posibilidad de desarrollar, utilizar y cotejar sus habilidades  (…) por el simple placer de la práctica en sí misma…”[6] y al deporte social como aquellos que “incluyen a toda la población, sin discriminación alguna”[7].
Para poder realizar un deporte tradicional es necesario aprender (en mayor o menor medida) determinadas habilidades motrices específicas (técnicas) y, al algunos alumnos no controlarlas, se mantienen al margen; tratando de no participar de ser posible.
En el juego de la escuela se utilizan las habilidades motrices que fueron desarrolladas durante el paso por la institución; que, si fue en el marco de una Educación Física para todos, nadie quedará sin posibilidades de realizarlo.
Por estas características (entre muchas otras) los alumnos tendrán una mayor comprensión y dominio de la lógica del juego[8] (reglas, objetivos, táctica y técnica), que es, definitivamente, lo que buscamos ayudarlos a lograr por un lado; y por el otro, ayudaríamos a crear una actitud inclusora en cada uno de nuestros alumnos.
No se trata de desterrar los deportes tradicionales de la Educación Física escolar; sino de presentar una alternativa que, a mi entender, es mucho más constructiva, solidaria e inclusiva; favorecedora de la construcción de la corporeidad de los alumnos.


Bibliografía:

Diez, J. (2007) “Importancia de la Educación Física en los niveles Inicial y Primario”. Exposición en “Casa del Niño” para el Hospital virtual de Mar del Plata. http://www.sercorporal.com.ar
Diez, J. (2009) “La construcción del juego deportivo de la escuela”. Revista Digital Ser Corporal. Año 1 – Edición Nº 2. ISSN 1852 – 1878.
Gómez, J. y Casacchia, C. (2009) “Necesidades y calidad de Vida” Licenciatura en Actividad Física y Deporte, Deporte Recreativo. Universidad de Flores (Apunte de cátedra)
Gómez, J.; Maldonado, S; Rexach, P. (2009) Teoría de la Cultura Física. Licenciatura en Actividad Física y Deporte. Universidad de Flores (Apunte de cátedra)
Incarbone, O. (2005) “Juguemos en el Jardín”. Ed. Stadium.
Ingenieros, J. (2003) “El Hombre Mediocre”. Ediciones Libertador.
Johnson, P. (2007) “Creadores”. Ediciones B. S.A. Barcelona
Lavega Burgués, P. (2002) “Aplicaciones de la noción de conducta motriz en la enseñanza”. VII Seminario Internacional de Praxiología Motriz. INEFC – Lleida. España
Vilas, F. (2001) “Juegos creativos y derechos humanos”. Revista digital nº 41
http://www.efdeportes.com
Zucchi, Daniel. (2006) Análisis del juego: desde su ontología a la aplicación didáctica. Apunte de cátedra. ISFD N° 19. Mar del Plata


4 Se interpreta a esta palabra como peyorativo de democracias mediocres o en manos de gobernantes mediocres.
5 Maslow en Gómez, J. y Casacchia, C. (2009) “Necesidades y calidad de Vida” Licenciatura en Actividad Física y Deporte, Deporte Recreativo. Universidad de Flores (Apunte de cátedra)
9 Gómez, R. en Zucchi, Daniel. (2006: 9) Análisis del juego: desde su ontología a la aplicación didáctica. Apunte de cátedra. ISFD N° 19. Mar del Plata
7 Dentro de la motricidad, claro está.
8 Gómez, J.; Maldonado, S; Rexach, P. (2009) Teoría de la Cultura Física. Licenciatura en Actividad Física y Deporte. Universidad de Flores (Apunte de cátedra)
9 Gómez, J. y Casacchia, C. (2009) “Necesidades y calidad de Vida” Licenciatura en Actividad Física y Deporte, Deporte Recreativo. Universidad de Flores (Apunte de cátedra) Pág. 35
10 Íbidem.
11 La lógica interna se refiere al conjunto de rasgos pertinentes de una situación motriz y el entramado de consecuencias que se producen en esa práctica. Estos rasgos se consideran pertinentes ya que se apoyan sobre elementos distintivos de la acción motriz, la cual es el resultado visible de lo que acontece en cualquier práctica física. Cualquier práctica motriz dispone de un conjunto de acciones motrices que le son propias y específicas independientemente de las características de sus protagonistas. Patear el balón, despejar, rematar de cabeza… son ejemplos de acciones motrices del fútbol. LAVEGA BURGUÉS, P. (2002) “Aplicaciones de la noción de conducta motriz en la enseñanza”. VII Seminario Internacional de Praxiología Motriz. INEFC – Lleida. España  SE